Se va el verano
que pasa en un momento
sin darnos cuenta.
Con él se alejan
sonrisas e ilusiones
que nos formamos.
Aquí se quedan
los ojos soñadores
con sus legañas.
Y en ellos, puede,
que siga la inocencia
un rato más.
Y es que no quieren
que acabe este relato
que están viviendo.
Pero la vida
nos llega con etapas,
en estaciones.
Se va el verano
y, pronto, en nuestra puerta,
vendrá el otoño.
Hojas doradas
que alegren las pupilas
de los poetas.
Y es que los niños
afloran, en los versos
y en los poemas.
Se va y se queda,
nos deja mil recuerdos
el fiel verano.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/07/22