CONSPICUA Y BELLA
Se irguieron las margaritas,
al contemplar la belleza.
Sigue sus pasos el viento,
que amablemente acaricia.
Elegante era su sombra,
como amiga fiel que era,
su pelo, grácil flotaba.
Llamaradas de una hoguera.
Y esbelta la flor suspira,
al paso de tal silueta.
Los andares bailarines,
parecen bailantes rosas.
Y un aura de luz diáfana,
en cada pisada flota,
con cada paso que deja.
Andar, anda, es más, levita.
Caracolas los cabellos,
que como en la playa, olas,
siembran de aroma de vientos.
La brisa peina con gracia,
la inconstante cabellera.
Y se atenúan los lamentos,
cuando en su pelo el Sol brilla.
El universo la observa.
Jardines son sus pupilas,
donde el mundo se refleja.
Y de oro, el iris destella.
Un insondable vacío va dejando,
si se aleja, de donde habita.
Y es más bello lo que deja,
cuando sus pasos lo hollaron.
Llena el vacío cuando llega.
La voz, suave y cantarina,
va acompañando los trinos,
que al oírla cantar, callan.
Son filigranas de plata,
las pestañas bailarinas.
La luz, en su tez, se acuna,
dando a su rostro esperanza.
En su mirada, no hay brumas.
Sin mirar atrás, se fue.
Pero, perennes, sus huellas,
va dejando donde va.
Estela, deja tras sí,
como un flamante cometa.
Es su silueta un delfín,
y su andar, es un poema.
Su ausencia no tiene fin,
si queda atrás su presencia.
Angel L. Perez ®
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30/07/2022