Me has robado la rosa que en el pecho guardaba
entre aquella caricia que llenaba un vacío...
me has simulado el alma por un gran desvarío
de lejanos reflejos que sin suerte esperaba.
Me dicen que la besas en la noche apretada
entre breves sollozos en el bosque sombrío.
Sospecho que te trae mi presencia de estío
perfumes de jazmines en la senda pasada.
De las horas vividas se sellaron mis labios...
Relámpagos de vida que aprendí de los sabios
porque la fortaleza de las torres sufridas
Eran para la rosa, su perfume y su gloria.
No he de llorar por ella derrochada victoria
sin que moren visiones de mirada atrevida.-