Alberto Diago

¡LA SOLEDAD DEL POETA!

El poeta navegó

buscando sus sueños,

en veleros alados,

en buques sin dueños;

prometió a sus amigos

regresar un día,

liberado al fin

de su melancolía.

 

Y pasaron años, todos en vano,

flotando en los mares conocidos;

y consciente, entonces, 

de su inútil recorrido,

decidió regresar

y buscar en sus amigos

el consuelo que no halló

ni en los vientos marinos.

 

Pero no encontró a nadie,

todos se habían ido:

¡Al poeta le quedó su soledad,

y a sus sueños... el olvido!

 

xE.C.