El poeta navegó
buscando sus sueños,
en veleros alados,
en buques sin dueños;
prometió a sus amigos
regresar un día,
liberado al fin
de su melancolía.
Y pasaron años, todos en vano,
flotando en los mares conocidos;
y consciente, entonces,
de su inútil recorrido,
decidió regresar
y buscar en sus amigos
el consuelo que no halló
ni en los vientos marinos.
Pero no encontró a nadie,
todos se habían ido:
¡Al poeta le quedó su soledad,
y a sus sueños... el olvido!
xE.C.