Irene..

Sudar.

A llorar la piel le llaman sudar, al brotar de las lágrimas por las comisuras de las caderas

y los pliegues de los pechos,

 

mojarse las curvaturas del movimiento, a razón del esfuerzo cometido por la pasión,

a la alta temperatura de la incandescencia húmeda.

 

Es la manera que tiene el cuerpo de recordarnos, que también el tacto tiene su propio mirar
de a pulso exacto, al primer contacto de tocado y vivido.