Podría prescindir
de mis cuerdas vocales,
pero no de tu voz.
Ensordecería sin tu voz.
Me sobrarían los ojos
si no me sirvieran para mirarte
y ya se me habría secado la tinta
si no la necesitara
para escribirte versos.
Eres mi ser impresdidible,
y el arcoíris, las flores o la luna
no tendrían ningún sentido
si no pudiese contemplarlos contigo;
porque la luna alcanza su plenitud
cuando la miro junto a ti,
el arcoíris cobra viveza
cuando unimos las miradas
para enumerar sus colores
y las flores recobran su esencia
cuando las miras conmigo.
Incluso el dolor resulta irrisorio
cuando me duele a tu lado.