Raiza N. Jiménez E.

Historias del Orinoco.

Del Orinoco y su caudal tengo yo unas historias;

y hoy he ido recordando, mis tardes en ese río.

De mi padre tengo sus cuentos y sus memorias.

Él me contó que, por ese río, se perdió mi tío.

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Años después mi viejo tenía congojas notorias.

Contaba que esa huida constituyó  todo un lío.

No volvió y no se le hizo el rito de la mortuoria.

Arístides se fue y dejó tras de sí, un gran vacío.

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Las bravas aguas del río Orinoco son de cuidado.

En este caudaloso río se ocultan muchos secretos.

Los naufragios son ciertos, también los muertos.

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El problema por la ida del hermano fue intrincado.

Decía mi padre que, hubo hasta edictos y decretos.

Que era “disipación forzada”, dijeron los expertos.