Sí no me dejan ver
no son banderas.
Son simples trapos
que ensucian los cerebros,
que nublan las razones,
que embotan los sentidos.
Son solamente símbolos perdidos
que nos recuerdan ídolos caídos.
Que nos dividen.
Que nos atrapan
en la tela de araña
que tejen desde arriba.
Que no nos dejan ser uno
sino uno más entre la masa.
No quiero ver tapar los ataúdes
con sangrientos jirones de esas telas.
No quiero ni uniformes, ni banderas,
no quiero ni etiquetas ni fronteras.
No quiero ser de nadie,
ni de ningún lugar.
Elijo a quien amar
y con quien quiero vivir.
Y quiero hacer de mi propia conciencia:
mi escudo, mi frontera y mi bandera.