De amor
Entre tu corazón y el mío,
de granito, fue la pared que levantaste
alta como una torre, dura como el diamante,
y además: Completamente sorda.
Para durar mil años,
insalvable, así, la levantaste;
no había válido argumento,
ni taladro capaz de doblegar
su solidez: Innata.
Entre tu corazón y el mío ¡Qué lástima!
Hay cosas que no pueden evitarse.
De todos modos,
tal vez no me habría gustado
si hubiese sido fácil.
aunque...el que tú me amaras,
nunca estuvo en mis cálculos,
definitivamente franciscanos.
Entre tu corazón y el mío
la pared de granito, aún intacta,
nunca, pero jamás,
la consideré un obstáculo.