Cayendo libre en el desencanto del despecho,
perdido en lo profundo del oscuro abismo del dilema,
arrastrado por un turbión de falsedades…
en un mundo disfrazado de ilusión…
destilando su hipocresía desbordada…
su felonía excedida de capricho.
Dilapidando los días de optimismos forzados,
desgastando los pocos minutos esperanzados,
inventando castillos de arena sobre nimbos de viento…
sitiadas por un temporal impetuoso que anticipa tiempos tormentosos…
atiborrados de impotencia y desazón.
Sentimientos atrapados en lo más secreto del corazón,
ocultos del fantasma lapidario de la traición,
tratando de huir de la desesperación,
evadiendo el atroz daño de la decepción,
intentando improvisar un planeta diferente…
sin rencores…
sin mentira...
sin más engaño,
un planeta de armonía…
de sinceridad…
donde brille la luz de la quietud,
donde pueda salir a caminar por los senderos de la verdad,
donde pueda correr por los campos florecientes de delirios…
y pueda navegar en el océano inmenso de la espiritualidad,
ahí donde pueda volver a disfrutar de un nuevo amanecer.
Allá…
en ese espacio sideral…lejos del desaliento,
apartado de la tristeza que hoy embarga mi razón,
aislado del suplicio de esta agonía vestida de melancolía…
de esta angustia disfrazada de valiente…
desterrando el desconsuelo de sentirme ausente.
Allá…
donde acaba la ansiedad…
donde comienza la paz.
Allá...
en el terruño del olvido…
donde duelas menos,
donde se amortigüe lo sufrido.