Ben-.

Dos flores-.

Aquí yacen dos flores.

Con sus hachas puntiagudas

y sus doseles de ermitaña sangre.

Aquí, con su doble imperfecta paz.

Dos pupilas enormes inyectadas

en rojo papel, besan el suelo y lo amortiguan.

Dos águilas las nutren. Y buscan el fuego

que aparecerá triste y redentor, por las esquinas

del cielo. Tonto! Presumes de ignorancia,

y no subes por la cuesta de los laúdes.

Dos flores. Tan rojas como un crepúsculo

o un dormitorio penumbroso. Y en las riberas,

los mensajeros traen tardes desoladas y marchitas-.

 

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