En un rincón vacío del mundo,
cuando sólo murmura la noche,
encogido el destino en oscuro,
sin decir palabra, sin futuro,
ahogado en el mismo reproche,
resignado como un moribundo.
Nunca llegaron esas respuestas
y aquel tiempo fue escapando.
Nunca aparecieron esas salidas,
tan sólo se repitieron las caídas.
Nunca pudo seguir luchando,
y el mundo siguió dando vueltas.
Ya casi sin aire para respirar,
el alma triste empezando a huir,
el destino azul, lloroso, sin vida,
escribe una amarga despedida,
sin remedio, sin nada que sentir,
sin nadie que lo vaya a recordar.