Mañana levantaré mi cuerpo y andaré despacio,
andaré dormida en los instintos, sin mirar al sol,
andaré refugiada en unicornios, en gaviotas que nunca vi,
en olas plagadas de gemidos lanzados para no desaparecer.
Mañana al despertar estaré tan sola,
afiebrada, llena de virtud.
Beberé un té, echaré a andar,
y diré adiós.