Desde aquel arco mayor pude observar la belleza.
La blancura de ese mármol se reflejaba en el cielo.
Oh, qué monumento y todo dedicado a su alteza.
Perder a su amor le trajo gran dolor y desconsuelo.
*-*
Un hombre que, por amor pudo expresar su terneza.
Su ruego no reviviría a su amor, pero era un consuelo;
para Él, honrarle con en esa tumba de blanca belleza,
Era una manera de evocar eternamente, ese anhelo.
*-*
Entre blancas y grises nubes, se divisa la sacralidad
de ese divino templo, dedicado a perpetuar el amor.
Joyas y mármoles blancos enmarcaron el homenaje.
*-*
Consagrar con esta tumba de amor y de perpetuidad
a Mumtaz Mahal\" la Elegida de Palacio\", era un honor.
Acá quedó “la corona de los palacios”, y su eterno viaje.