ha florecido eso que llamamos amor...
Escuché tu voz dormida
y el viento de la última primavera
borró tu huellas sobre la arena
y tu olvido tocó a mi puerta
Las palmeras se batían suaves, tímidas
como para no despertar los recuerdos
pero a lo lejos se veía un parque
donde nos sorprendieron tantas lunas
Cerré mis ojos para recordarte
y en mi rostro sentí el suave roce del viento
y en mi olfato, el aroma de ese último café
sentados y tomados de la mano
en la terraza empedrada de la catedral
Hoy sólo me queda el recuerdo
de esas lindas palabras, con aroma a limón.
y agudicé mis oídos, para escuchar
a la distancia, el susurro de una
canción de Leonardo Favio,
dudando, cual lo hice yo
entre la rosa. y el clavel