Luis Rayo

La Pequeña Natalia

 

La pequeña Natalia

de cara de muñeca

de ojos llenos de ternura

y color de blanca luna  

jugaba con la gatuna.

Luego se aburría

era ella y solo ella.

Pues en la casa de los

abuelos había una gata

y les salía barata,

y peces y pajaritos,

que comen como ratoncitos,

y también desfilan en ella cientos

de hormigas obreras.

Y Natalia entre todos ellos

como linda saltamontes

brincaba sobre los sillones

con mucha alegría.

Uno instantes más

nuevamente  encuentra

en que divertirse, entra

y tira los dados, dados

cargados por la fortuna,

y juega a la oca,

juego que se lleva en la boca,

y gana en el juego

juego que se lleva el viento,

y abuelita traviesa pierde,

hasta la canica verde,

y gana la sonrisa de un te quiero,

y echando al cielo reverenda

y sublime carcajada

cerca del alhajero.

Otro aburrimiento más,

y de pronto sus ojos

se avisparon en forma belicista,

al ataque, televisión a la vista,    

sus sentidos relampaguearon                                  

sin llegar al aguacero infernal.

Su sonrisa alargaba la tarde

haciendo un poco de alarde.                                  

 Sus ojos se fueron casi perdiendo

cansada veía caricaturas corriendo.

La niña en inocencia durmió

y un suspiro de ella salió

y angelitos a su alrededor

con tono acogedor

cantaban contentos

 pues al verla dormir                                            

 ella era como ellos                                            

 manteniéndolos atentos.