No existirá la tormenta
que destruya tu esperanza
si se viste de templanza
y el coraje la alimenta.
Si en la fe que la sustenta
tu mantienes la confianza,
no existirá la tormenta
que destruya tu esperanza.
Si nada te desalienta,
y conservas tu pujanza
y su vigor se acrecienta;
que destruya tu esperanza
no existirá la tormenta.
Autor: Aníbal Rodríguez.