Niña de mil amores,
deja ya
de restregar tus bucles
sobre mi pecho agitado,
muero
por volar con vos
a ciegas,
sin alas, sin rumbo,
de cualquier manera,
unidos
sólo
por el beso final
que al torbellino
nos lleva
y envuelve
y ahoga,
entre la espuma del mar
y el azul del cielo.
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