Qué decir de este letargo
que nunca avisa
cuando todo se vuelve blanco
a mis sentidos
en esta hora precisa
en que me estoy matando
tan sólo por decirlo
Cómo asimilar tanto hoy atándome
en un mismo asiento,
el vacío en la sangre
de mi silencio:
estoy sintiéndolo por mi piel
como un desvarío terrible
en el orden de las cosas
Sobrevivo al elogio infernal
aún sin embargo,
a los días encharcados
en los que andamos como náufragos
La métrica del corazón no es exacta:
caen pedazos de azul sobre la página,
copos integrales de luz y de fragancia...
Todo lo que hoy es lúgubre
mañana será diáfano,
y la faena acabará en fuegos por todo lo alto
de un cielo ambiguo de él mismo preso.