Le amé, con esa locura despiadada,
como jamás debía hacerse y lo hice;
y no me arrepiento de cuanto la quise
en sentimientos nacidos, así, de la nada.
No puedo decir que Dios no me bendice,
si hoy no la tengo y sigue adorada;
seguro por Él conocí a mi amada,
sentí como nunca lo que no se predice.
No habrá mujer que llegue y me hechice,
marque, queme y deje mi alma helada,
acelere el palpitante, lo inquiete, lo erice
como aquella dama que la musa ruborice
hasta crear un poema que escrito eternice
la muestra de dejar una vida enamorada…
A.Maestre