Por zigzagueantes caminos
entre escarpadas laderas
un recóndito refugio
en plena naturaleza.
Un lugar para alejarnos
huyendo de la ansiedad
un espacio para amarnos
con toda la intensidad.
Solo se escucha el silencio
en esas noches de estrellas
con el murmullo del viento
rompiendo esa calma tensa.
Abrazados en la cama
soñamos amaneceres
mirándonos a la cara
gozando de los placeres.
Que noche la de aquel día
cuánto te pude querer
henchido de ti mi vida
allí quisiera volver.
Classman