No es un hombre, tampoco es una mujer,
ni siquiera son un proyecto de hombre o mujer…
son el futuro de una mirada,
son la candidez de una sonrisa,
son la verdad sin mentiras dicha,
son la felicidad encarnada
en unos cuerpecitos como frágil porcelana.
Cuando un niño, a pesar de su edad,
deja de ser un niño…,
cuando una niña, con escasas primaveras,
deja de ser una niña…
algo muy grave ha envenenado nuestra sociedad;
el cielo se torna gris dentro de nosotros,
un frío de muerte recorre las estancias
de nuestras ya endurecidas almas:
y el corazón se niega a enviar sangre nueva
para intentar lavar tan mezquina pena…
Deja, amigo, que los niños y las niñas vivan
su propia vida y no la tuya ni la mía;
recuerda que tú también una vez fuiste niño o niña
y entonces, haz con ellos lo que tú siempre querías
que hicieran contigo al comenzar un nuevo día…;
conviértete desde ya, en esa hada madrina
que vela siempre por sus sueños y fantasías.