mario horacio

Ángel

De repente llegaste de la nada,
Pero no vi tus alas ni tu veste,
Ni un fulgor ni un espíritu celeste,
Pero atrajo la luz tu risa alada.

Te vi brillar bajo el sol, dorada.
Te vi surgir sobre el mar, agreste.
Te vi llegar con la suave brisa este,
Y todo fue espuma y cascada.


Sentí en tu boca el fresco y suave aliento,
Y se llenó el aire de fragancias,
Y se abrió en suspiros todo el viento.

Fuiste azul cielo y paraíso lento,
Y de Dios se acortaron las distancias,
Porque eras tú el ángel de mi cuento.