Un tropiezo a la hora de la cena
Un encuentro con la sombra del mediodía
Y seguimos preguntándonos
Y seguimos contaminando nuestras mentes
No necesitaremos acaso el sonido de la voz
Tal vez su mensaje necesite sumergirse
Y solo existen conclusiones propias
Y solo prevalece la visión de los primeros dioses
Caminaremos pensando
Dirigiendo nuestras miradas oblicuamente
Creyendo ver un punto en específico
Tratándose de la nada
Pensando en un vacío que habita dentro
Pensando en las voces que callan
Y en eso que encuentra sus raíces
En recuerdos de otros días
Ya sé que no ostento todas las insignias
Que callo para no tropezar con mi memoria
Que no llevo el control de mi doliente presente
Que ansío lo prodigioso en ti
Y entonces me pregunto si solo se trata de tres o cuatro monedas