Solo con saber
si en tu corazón
aún amanece septiembre
donde el tiempo florece,
la fronda verde invita,
los panaderos dibujan mándalas
y el hornero da sonora paz.
Si todavía recoges
los besos de la tristeza
y los guardas porque no brillan,
y si tienes nuestro manifiesto
esas verdades de papel
que nos forjaron como seres,
los designios indelebles que dicen:
Ante la traición inesperada.
Ante el corazón hecho pedazos.
Ante la canción desesperada.
Ante la tormenta que no amaina.
Ante el amor errático que nunca alcanzas.
Ante el rencor, ese veneno del alma.
Ante todo, y cuando ya no tengas nada
Seguiremos de pie estoicos y serenos.
Si aún estás en alguna estación
y recuerdas el estallido naranja
del ocaso de septiembre,
entonces yo haré crecer la hierba
en las tierras devastadas
disipando la niebla espesa
en los callejones oscuros
y cuando nos miremos
en algún recodo del camino
caminaremos de la mano
como antes, como en septiembre
descalzos y sin temor a lastimarnos.