Amapolas en Encierro,
Enciéndanme los Oídos...
Apáguenme los Ojos...
Y que la Mañana de este Nuevo Día
Ilumine esa desconocida Claridad Rimbombante
de las Estrellas en Fuga...
y de ese Firmamento Azul-Celeste
Desconocido y Vulnerable...
Que se escarchen esos Rubíes Misteriosos
en sus rústicos Pétalos
envueltos en enhiestas Fábulas
de Ayeres Inconclusos...
Que se mutilen mis Palabras...
Que se cercenen mis Escritos...
Y que por fin ese dios Sordo,
que jamás escucha,
Haga tañir Escandaloso,
el Beso Robado y Rústico,
de todo lo que he callado...
Ésos, mis Oscuros Secretos,
(Enmohecidos en el tañir añoso,
de mis Viejas y Oxidadas Campanas)...
(Patricia)