NUNCA SUPE MÁS DE TI.
La noche, el lecho, yo te desvestía,
noche de poesía y de embeleso,
en mis brazos temblabas y eras mía,
tus labios se entreabrieron para el beso.
Así despacio desaté tu blusa
y brotaron gaviotas prisioneras:
mi mano hurgó con claridad confusa,
mientras te consumías en esperas.
Cae tu falda, al fin estás desnuda
atrapada en torrentes de placer,
nace el deseo como fiebre aguda
y navego en tu cuerpo de mujer.
Al contacto divino de tu boca,
deje en tu piel mi voluntad vencida,
y lleno de pasión sentida y loca;
fui bajando a tu rosa humedecida.
Y te quise sin tiempo ni medida,
tu rosa se entreabrió sin resistencia,
y mi boca, en deseos sumergida,
solo quiso abrazarse a tu presencia.
Hoy mi lecho de ti, luce vacío,
mi cama huele a ti, a tu piel desnuda
ya solo me acompaña el llanto mío,
y nadie que aliviar el alma acuda.
Esta noche seré solo tu amante
que soñando contigo se derrama,
que te vuelve a tener solo un instante;
y al despertar vacía está mi cama.
Te has vestido con nubes de la ausencia,
y bien sé que tu amor ya lo perdí,
ahora eres memoria sin presencia:
te fuiste y nunca supe más de ti.
KIN MEJIA OSPINA (un verano, un recuerdo).