EL CUENTA CUENTOS
Hace mucho mucho tiempo vivió en casa de los abuelos maternos, un personaje especial-el cuenta cuentos-. Don Toño, era el encargado de atender al ganado, ordeñar las vacas y elaborar el queso que se vendía a personas del pueblo y de otros lejanos lugares.
Al terminar su faena por la tarde, el abuelo les decía a los niños de casa -pídanle a Toño que se quede un rato más, cuenta cuentos muy buenos- y luego le hacían rueda. Llegaban también los vecinos a escuchar aquellos relatos que habían pasado de generación en generación que incentivaban la fantasía de pequeños y grandes.
A don Toño le fascinaba trasladar esas historias hilarantes. También se sabía cuentos de miedo que mantenía a aquellos niños muy pendientes del final para luego salir corriendo a sus casas a meterse debajo de las sábanas. El reía con las cosas que inventaba y las fue repitiendo en cada década hasta que los tres hermanitos le conocieron, parecía que el tiempo se había detenido en él. Desde la época de mamá hasta la nuestra, de recio carácter cuando laboraba pero cambiaba totalmente cuando entraba al mundo de la fantasía. Don Toño fue parte de nuestra familia, sin ser un pariente y dejó en este mundo su recuerdo y una tradición oral que poco a poco se ha ido perdiendo en nuestros pueblos.
Mi homenaje para don Toño, un personaje de campo que conocía ampliamente su trabajo y que además gustaba viajar al mundo de la imaginación y hacer que nuestras tardes fueran un bálsamo, que se podía combinar el trabajo rústico con el arte de la entretención a través de los cuentos.
Mirna Lissett