En esta tierra yazgo de perfil
es tan escueto el tango rocinante
las estrellas sumen fértilmente su boca
y consumen su estalactita de reverso.
Yo apoyo mi nomenclatura, la forma exacta,
el envés de una protuberante sinagoga,
la cátedra profusa de los labios en su amalgama
triste. Voy de parcela en parcela
las titubeantes fórmulas donde pájaros han
de lastimar mi voz en seco. Se esperan en la distancia
mil cosas apenas operadas, la laxitud de un músculo,
el espacio convexo donde interrogo al mundo con su búsqueda.
En este trozo exacto yazgo, apenas de perfil, de canto,
como cuando tenía veintidós años y un alfiler imperdible
en el llanto-.
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