Pasaba a lo lejos aquella gaviota
mis ojos la vieron sobre olas del mar;
y libre en su vuelo, volví a recordar,
con una alegría que nunca se agota,
el precio que tiene la dicha de amar.
Y aquel ancho cielo con bello color
traía recuerdos de mis mocedades
jugando en la playa con fuerte calor
trazando en la arena con mis facultades
el rostro halagüeño de aquel gran amor.
Hoy vuelvo a la playa, me pongo a mirar
a muchas gaviotas alzando su vuelo;
y digo en silencio, cuando oigo graznar,
las bellas gaviotas sobre olas del mar,
que el tiempo me trajo… ¡de nuevo un consuelo!
¡Qué hermoso está el cielo fundido en el mar,
con su azul marino mezclado en las dunas!
Y aquellas gaviotas, que veo pasar…
(Sentado en la arena de Playa Las Tunas),
que graznan diciendo... ¡qué hermoso es amar!