Aida se encuentra explorando el paisaje del bosque. Recorriendo el mismo por recomendación de las personas del pueblo ubicado junto a éste, pues ella llegó al este lugar en calidad de turista.
Ya dentro del bosque, mientras camina observando y admirando los alrededores, se tropieza con una cabaña en ruinas, evidentemente ésta se haya abandonada. Décide entrar por mera curiosidad de saber que puede encontrar dentro del sitio. Aunque solamente al abrir la puerta empieza a titubear, pues comienza a sentir un aire helado qué la recorre todo el cuerpo y que le causa un profundo estremecimiento, además hay una energia escalofriante que envuelve toda la fachada de la cabaña.
Lo primero que se puede ver es qué en ninguna de las habitaciones hay nada; absolutamente nada. Se encuetran desprovistas de muebles, así como de cortinas en las ventanas, incluso las paredes se observan desnudas; sin cuadros de fotografías o pinturas...
Sin embargo... en el medio de lo que vendría a ser la sala... inmediatamente posterior al recibidor, hay un cofre; uno muy extraño, con un aura tenebrosa y repelente. Por diversos motivos: es completamente negro, y al contrario del resto del sitio, no está en ruinas y no parece viejo. Por esto resulta tan raro... porque parece completamente fuera de lugar. Aida no para de maquinar en su cabeza... ¿De quién es este cofre?, ¿a quién pertenece esta cabaña?, ¿qué contiene este cofre?...
La sensación de desasociego de Aida no la ha abandonado, es más, se ha ido acrecentando; todas las emociones y sensaciones que la embargan desde que sintió la energía macabra al ingresar al interior de la cabaña, su temperatura helada y completamente controversial a la sensación térmica veraniega que inunda el resto del bosque afuera, un clima completamente acorde a la temporada del año... al parecer la cabaña tiene su propio tiempo estival aparte...
Pero aunque Aida se siente incómoda y pese a que para su completo desconcierto su instinto le dice que debe abandonar todo intento de abrir ese cofre y salir corriendo de ese lugar ya mismo, huir lo más pronto y rápido que le permitan sus piernas, aún así continúa intentando descifrar como abrirlo. Le da vueltas en sus manos pero el cofre no solo se ve nuevo, sino que como se mencionó antes es liso; completamente liso, cerrado en su totalidad de forma hermética. Sin códigos, ni cerraduras, ni nada, completamente liso.
No obstante, pasados unos minutos, ya cuando Aida pensaba golpearlo contra el piso para ver si así el objeto en sus manos se abría, éste decidió abrirse por si sólo. Revelando como único contenido: un sobre, pero... Aida descubre al abrir el mismo que no es un sobre cualquiera, es !el sobre!
Sin ninguna intención de exagerar, he aquí la explicación:
Apenas Aida leyó el contenido del misterioso sobre, hallado en lo profundo de una cabaña en el bosque, se arrepintió.
En las líneas de la carta resguardada quién sabe hace cuánto tiempo -pues parece a simple vista observarse qué fue escrita con tinta- y recién encontrada, se describe un secreto, o bien podría denominarse también como \"un descubrimiento\". Como sea, la cuestión es que: en las líneas de este hallazgo Aida se encuentra comprendiendo que dicho secreto podría salvar a la humanidad, o bien también podría terminar de destruirla, por completo. Con manos temblorosas por el desespero y la ansiedad doblo la carta y volvió a guardarla en el sobre. Después, procedió a lamer la lámina celulosa, con el fin de volver a sellar el mismo, junto con su sombrío contenido. Cayó muerta.
El veneno qué embebía el sobre detuvo su corazón.
La turista qué visitaba el bosque ahora se sitúa en él como residente permanente...