LS9

Lluvia

Mientras aquí la lluvia amenaza
con sumirnos en el río de su llanto;
allí el combate ocurre brasa a brasa,

el dueño del pañuelo pierde encanto
y nos envía una alerta de su dolor
con las gotas que descienden de su manto.

La corriente, fuera de mi televisor,
me impide acompañar la gran proeza
y solo me quedan rezos de amor

para aquellos que no doblan su cabeza
ni culpan a la suerte por su parte,
por pedirles la explosión de la destreza.

Van callados al combate, forjan el arte
donde triunfa el ardor más hondo,
le gritan a las llamas: «voy a darte

desde mi raíz, huye en redondo:
pues aun si cuelgas del infinito
juro que te ataco desde el fondo».

Entonces el humo sube, pega un grito,
escogió el peor lugar para su vida;
desde abajo sus rivales marcan hito,
mientras el llanto brota de su herida.