Esa tarde gris, que era el adiós para
los dos;
tú querías verme llorar.
me quedé asombrado, porque lo hiciste
tú.
Yo te amaba con todo el corazón,
pero tú lo quisiste así.
No te rogué; para qué hacerlo si no tienes amor
para mí.
En vano es rogar, eso es hacer
sufrir mi corazón; por eso no habrá
llanto, y que reine el amor en mí
igualmente son mis deseo para vos.