Un poco de mí...
No es la historia de mi vida,
la que siempre en versos cuento,
a veces alguna invento,
pues la mía es aburrida.
Pero vivo complacida,
muy tranquila y satisfecha.
A veces ando deshecha,
con algo de mal humor.
Pero renuncio al dolor,
me refugio en mi cosecha.
Me abrigo en la soledad,
en el trabajo, en mis nietos,
que siempre de amor repletos,
desbordan sinceridad.
Portan paz, tranquilidad,
aunque parezcan ciclones.
Con ellos no hay nubarrones,
mi cielo va despejado.
Celan (si hay enamorado),
pero ellos son mis campeones.
Yo tengo dos nietas más,
una rubia, otra trigueña,
una seria, otra risueña,
como su abuela, además.
No las desprecio ¡jamás!
una cerca, otra lejana.
Mi cubana, mi italiana,
¡me llenan de regocijo!
También extraño a mi hijo,
queriendo estoy a su hermana.
La poesía es mi amuleto,
fiel amor de tristes días,
me cubrió de melodías,
cuando aprendí hacer soneto.
Serventesios y terceto,
que entre rimas se encadena.
No soy de morir de pena,
no me creo omnipotente.
Admiro al inteligente,
brindo amistad de la buena.
Mi oficio: educadora,
ser poetisa no pretendo,
sonrisa en labios enciendo,
oculta que mi alma llora.
Cuando el buen amor aflora,
me siento comprometida.
Si no soy correspondida,
no importa, ¡sigo adelante!
Pensando que más palante,
puede endulzarse mi vida.