Te bese y mientras eso pasaba bajaba mi mano a un ritmo lento y perfecto que ni siquiera te diste cuenta; o eso creía hasta que tomaste mi mano y la llevaste a otro lugar
Arriba mi boca pedía seguir besando tu cuello, te acercabas a mi oído y me pedías no parar
El tiempo paso y llegamos a un lugar donde ni siquiera la mente ha podido imaginar y los sonidos casi imperceptibles de tu boca, se volvieron mis ruidos favoritos.