Mujer ajena
Me enamoré de una señora placenteramente bella, pero de caricias y de corazón ajena
Perdóname Dios, por desear la mujer del prójimo, que con su amor me oxigena
Mujer de otro, que, con su pasión ardiente, me asfixia y con su pócima me envenena
Mujer ajena, que con su fogosidad a mi cuerpo y alma desordena
Eres una lengua de fuego, convertida en llamarada que me quema y me condena
Mujer ajena, de lujurias que con frenesí me golpea el rostro con su melena
Llena de erotismo y éxtasis, dejándome extenuado y agotado al fragor de su faena
Eres toda una abeja, que pica arriba y abajo, arrastrándome al aposento de su colmena
Mujer bella y ajena, delirio y seducción, el arrebato que a mi corazón sangrante cercena
Eres mi jardín florecido, mi orquídea, mi rosa, mi tulipán y mi adorable azucena
Cómo me duele verte partir en las madrugadas, triste y llorando en su despedida
Dejando el corazón palpitante, desordenado con la fragancia de su aroma en su partida
No sé si el amor se queda o parte raudo, dejándome el alma sangrando por la herida
La esperan otros brazos, otros besos, otras pasiones, otros toros furtivos y otras corridas
Mujer ajena, incierta y vacilante, que el tiempo pasa y el corazón nunca olvida
Llegaste en un bar, como mi cerveza, mi ron, mi yerba, la bebida de mi vida
Eres mi tuza, mi moza, la taberna del sexo ardiente, en mi cuerpo permanecida
Mujer ajena, que me diste su encanto, su hechizo, sus pócimas en pasión convertida
Eres mi diabla, mi infierno, mi averno, mis tinieblas, que prenden mi arrebato en llamas encendidas
Mujer de otro, mi fantasía, mi alucinación, mi ceguera, que vuela en mi imaginación, la desnudez atrevida
Dejas mi cuerpo agonizante, restregando con sal y vinagre, las llagas de mis heridas
Mujer, que me arrastra en la oscuridad de sus tinieblas y encadena mi lánguida huida
Eres un fantasma, una silueta femenina bella y un espíritu misterioso, que asusta escondida
Mujer ajena, que llegaste como paloma mensajera anidando en el calor del lecho de mi vida
Quisiera huir y marcharme, zafarme de este amor fugaz, en las tinieblas encontrado
Evadir los espantos que me atormentan de ese amor pasionario, con lágrimas recordado
Escabullirme y esquivar a la mujer ajena, sin comprometer las promesas de confesado
Perder la contienda y el combate, de la cama y del sexo ardiente, que con ansias me ha entregado
Mujer ajena, que, con su pasión y fogosidad de su cuerpo bello y hermoso, con mis fuerzas deseado
Me dejas agonizando y nervioso, del corazón latiendo preocupado
Mujer ajena, que llegaste como borrasca huracanada, la mejor tormenta, que con su furia me ha golpeado
Abriste mis entrañas y moribundo en mi boca, sus ardientes labios, con frenesí me has besado
Me diste amor, pasión y emociones, todo ha concluido porque mi cuerpo agonizante ha enfermado
Adiós para siempre mujer bella y ajena, mi espíritu vuela al infinito, no sé si al cielo o al infierno, la pesadilla ha finalizado y con la muerte, el amor y la pasión ha terminado.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga agosto 12-2022