Cuando el sol (en el poniente)
trae versos a mi escritura,
en letras, una escultura
voy tallando diligente.
Aprisa, pero paciente,
uso pluma por cincel.
Sin palabras de oropel
dejo mis huellas escritas.
Con métrica van inscritas,
en un yunque de papel.
Y cuando en la madrugada,
el insomnio me desvela,
mi inspiración siempre vuela,
con letras en la alborada.
Se enciende la llamarada,
que en mi interior es ceniza.
Y sustituyo la tiza,
por rima y literatura.
En un cuadro sin pintura,
mi verso ya se desliza.
Cuando mis lágrimas brotan,
acariciando mi cara,
¡me pasa una cosa rara!
pues mis musas se alborotan.
Sus ideas no se agotan,
fluyen para consolarme.
Tejen rimas pa\' enredarme,
(así me endulzan el alma).
También me regalan calma,
y yo logro controlarme.
Cuando oyendo una canción,
que el recuerdo me revuelve,
y la música me envuelve
con tristeza al corazón...
Me surge la inspiración,
y escribo en mi pergamino.
No invoco más al destino,
porque llega mi amor propio.
Y sin veneno y sin opio
me trazo un nuevo camino.