Todos han muerto, murió el gato,
murió el campo, y murió ese cuento
de amor.
Y murió la viejecilla, la que escribío un pequeño poema de dolor, que, al final, también murió.
Y murió la niña, la niña que hacía la música con sus inigualables sonrisas,
que, al final, también murió.
Y murió la chica, la que esperaba con
emoción la llegada de su gran amor, que, al igual que todos, murió.
Y murió todo el mundo.
Menos este corazón, este corazón que vivió para contar que todo el mundo murió.
-Charles Baudelaire.