Raiza N. Jiménez E.

El Engaño.-

Es por tu ingrato amor que yo padezco.

No pensé liarme contigo en desventura.

Siempre he esperado de ti gran mesura.

Por ello, tu error yo, no te lo agradezco.

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Siempre he tenido claro lo que merezco

y no es un Señor, que viva en aventuras.

Y si eso pasa, echo mano de una ruptura.

No pidas perdón, de ese mal, yo carezco.

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He visto muchas damas, mirando al lado.

No quieren ver en su amado la realidad.

Unas optan por la traición y el perdonar.

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Cuando el traidor, es por su yunta, cazado,

la ofendida, llega a resentir esa indignidad.

Si no hay perdón, tendrá ESE, que empacar.