Escucho el devaneo de las olas estremecer la oscuridad,
y contemplo la lejanía del cielo… colmado de estrellas,
envuelto en un enigma estremecedor… que magnetiza las sombras.
Veo unos cuantos luceros resplandecer distantes…
desafiantes...jubilosos,
aunque todo sepa a un vacío atroz;
más sin embargo me siento abundante de pensamientos,
me siento lúcido todavía…
con un sinfín de emociones sin estrenar.
Y en ese idilio inesperado…
puedo reconocer el ímpetu de mi corazón…
procurando su último respiro,
palpitando esperanzas redimidas…
latiendo optimismos cautivos,
intentando descifrar el secreto de aquella nostalgia lastimera…
que aún aprieta el pecho... con su inhóspita angustia...
con su sabor a melancolía brutal.
La mar…infinita fuente de quietud…a veces…con la marea en paz,
y otras feroz como una fiera herida…
que despotrica contra el arrecife de coral.
La mar…travesía singular de bohemios aventureros…
que intentan escapar de la realidad…
ahogando sus penas en sus profundas aguas…
empapadas de soledad.
Escondite de misterios…me atraes con tu seductivo devenir…
con tu zumbido de sirenas... que encantan la acuarela marina…de esta ribera litoral
La mar purpura…reflejo de las tinieblas…
espejo que brillante despeja la cara de la luna…en la inmensidad de la penumbra.
Descomunal panorama de sosiego…que engaña con su farsante calma…
para atrapar a los incautos…que aún creen en el amor de verdad.
La mar destapa su furia…al fragor de la tormenta de mis adentros…
que no admiten tu traición…
pero absurdamente tampoco asimilan tu abandono…
ni se resignan al olvido…que ha marcado la perfidia de tu embustero sentimiento...
que ha incitado con su engaño…mi naufragio inevitable…
cual barquito de papel.