de 1995, Ana Fidelia campeona mundial,
en 800 metros remató a sus quemaduras.
Fuerza y amor construyeron su armadura,
junto a una mano que espantó el mal.
69 años atrás, la mano emergió de cara al
astro que estrenaba una nueva montura
para el jinete que ascendiera hasta la altura
del paraíso soñado que escondía la sal.
Ambos quemaron ese día con su nombre
por buril, solo dos letras más cargó ella,
en el empeño de llevarlo siempre a él.
Una jornada, una mujer y un hombre,
dos lugares y dos puntas de una estrella,
Ana Fidelia corrió con los pies de Fidel.