Volvió a escuchar el griterío,
Bajó cada escalón muy despacio,
Apretaba las manos contra su vestido,
Y se hacía daño en los nudillos,
Mientras inconscientemente;
miraba hacia arriba...
Dejándose el corazón en el altillo,
La pólvora lo invadió todo,
Cuando ellos apretaron el gatillo.
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Lydia Gil