Saray

Respira...

Nada es más poderoso y más destructor que la mente, ella nos hacer llegar a la cima más alta, pero también nos abandona en la nada de la profundidad del mar; allá donde nadie llega, allá donde no se ve absolutamente nada, allá donde solo el miedo nos acompaña...

Yo me he perdido muchas veces, he tocado fondo, me he descompuesto; pero de alguna forma u otra he salido a flote y todo eso que estaba desarticulado logra volver a su lugar... duele... quien diga que no, es porque no lo ha vivido. Es difícil reacomodar aquello que estuvo desacomodado tanto tiempo, y más cuando ya te acostumbraste a estar de esa manera.

La tristeza, la angustia, la desesperación, el miedo, la rabia, la desilusión, la frustración... La felicidad, el deleite, la esperanza, la comodidad, el orgullo, la fortaleza... 

... no son para siempre...

la vida no es una constante, es una montaña rusa que sube y que baja... debes respirar... es normal que te ahogues, es normal que pienses que no vas a ser capaz, es normal que dudes; pero también es normal que te sientas todo poderoso, que puedes tocar el sol con tus manos, que estás en el lugar más elevado del universo.

Aprender y desaprender, enaltecernos y humillarnos, estar arriba, pero también en medio y abajo... respirar... pero no hacerlo como siempre hemos pensado que se hace, sino conectando con mis inicios, ese momento de la existencia en el que aún no estábamos permeados por vicios y prejuicios, ese instante en el que todo era un juego y la vida un carnaval.

Que todo lo que mi boca diga sea un reflejo consiente de lo que tengo en el alma, no un espejismo o un montaje de aquello que otros quieren escuchar...

Quiero ser tan real que el mundo me mire y encuentre en mí la bondad del ser humano, pero también lo vil de la existencia...

Quiero ser humana, humanada, quiero serlo todo, quiero ser nada... ser un respiro en el viento y una gota en las aguas.