Pienso en ti con la ternura
de las manos abrazadas.
Desde que nos fuimos
empezamos a ser un sueño
con hojas inciertas,
llamadas inesperadas,
encuentros causales.
Un pájaro en el horizonte
nunca fue nuestra señal
de un encuentro intencionado.
Querer oír tu voz,
querer que me oigas.
Ansiar el encuentro
que asombra el recuerdo.
Nunca fue el acuerdo.
De a poco nos apartamos
con un beso de tu boca sincera,
con un abrazo de mis brazos altruistas.
Partiste para ser tu misma, para ti misma.
Partí con un poema en las manos
en busca de la isla del marinero que nos inventó.
Y el reencuentro es este poema
en que nos cruzamos en la calle,
tardando en reconocernos,
acertando en algún recuerdo mutuo…
Nuestros nombres íntimos.
D\'Valencia Tobón