Francisco Villa

Lazo

Vuelvo a palpar a la distancia 
el dulce aroma de tu pelo,
como si a mi lado aún estuvieras.
¡Tan lejanos nuestros cuerpos, 
tan cercanas nuestras almas!

Escapas de la franca tibieza de mis ojos 
porque sabes que no te pertenecen.
Crugen y se quejan 
los hermanos Espacio y Tiempo,
sus voces nos alcanzan 
con su carga de pasado.

Las horas son eternas 
como rectas infinitas,
esas invisibles líneas 
que vinculan cada punto
para volverlo parte de un todo.

El firmamento 
no sabe.
El firmamento 
no entiende,
El firmamento
no quiere

este pletórico dispendio
de un lazo perfecto que nada sujeta,
y que yace aquí, 
inerte, 
en el suelo frente a mí.