«Vamos pa` allá y de aquí no me voy»,
desaparece la distinción entre el nosotros
y el yo.
El sombrero de Zapata y la espada de Bolívar,
siempre al acecho de una nueva batalla,
acudieron al llanto de Cuba.
El deber no imponía la expansión de llamas,
sino su viaje al pasado.
Los cubanos decimos que nuestra forma de
hablar carece de acento ¡Qué equivocados!
Nuestra entonación cantó la guantanamera,
gritó con el mariachi y bailó llaneras.
Frente al peligro, todos uno. Milagro
mayor que la alineación de planetas.
Allá todos los que olvidaron la utilización
de la #SOSMatanzas cuando bajo su envoltorio
no venían las metrallas.
Cada día se les acaban las letras
para justificar sus ideas
fuera de la realidad.
Digan o callen lo que deseen, pero
mientras nos dejen un pedacito del mundo,
lo defenderemos sin reparar
en el precio de los sueños. Las manos
juntas lucharán hasta el final contra
cualquier sucursal del cementerio.