Me rindo ante el verdor de tu paisaje,
caminos recorridos en tu mundo,
dejaste del recuerdo lo fecundo,
y fue mentira cruel en tu linaje.
Hoy tengo entre mis manos tu mensaje,
llenando este mirar ya moribundo,
como muere la tarde en lo profundo,
del cerro donde habita lo salvaje,
mensaje que quebró toda dulzura,
volviéndome paloma desarmada,
volviéndose mi noche, noche oscura.
Me falta una canción desesperada,
un verso que apacigüe mi amargura,
y un rosal que perfume mi velada.