Los rayos del sol se hacen presente
y se reflejan sobre las aguas del Río dulce
que parecía dormido.
Los árboles peinan sus gajos con la brisa suave y frías del sur.
El trinar de los pájaros, que hasta a mi llegan alegran mis pasos que buscan la lejanía, Enhebrando sueños que habitan en mi,
voy abrazado al deseo de volverte a ver mi querido Rosario.
Ilucionado, le regale a mis oxidadas piernas
un trote suave, corto y dolorosos a la vez.
Y en ese instante, en un rinconcito de mi alma, volví a sonreír, volvía a ser FELIZ.
A veces, sólo camino mirando el horizonte,
Otras, me imagino estar a la vera de río Paraná buscando esos paisajes que quiero alcanzar.
G.G