En el Alba Cenicienta que no espera,
Y que yace en la Lúgubre Opacidad
del Eco de las Memorias...
Se rompe en el Silencio, la nota aguda de un Arpa
enredada Vilmente entre sus cuerdas...
Se levantan los Martillos de lo Humano
en donde Cabalga en brasas
lo Pretérito...
Es el fuego Fútil y Desarmado
del Alba que no llega
y de estas Letras tan Sordas y tan Ciegas...
Entre Ménades y Musas Cobijadas
Se ahogan mis dolores agudos
y mi Sangre Fétida y Vencida...
En Fuga el Aura deviene
en un Ocaso cualesquiera,
Perdido y sin Acentos...
Mientras yace Impávida
una Luna Opaca y en Tinieblas...
A orillas de la Mar que ya no suena...
A Orillas de un Océano que no Brama...
A Orillas de mi Cuerpo y Alma, que en Silencio
lloran dolores y traiciones...
Aúlla el Ínclito derroche
de estos Incógnitos Sintagmas...
Encadenados en arteros Golpes
y Apretados en aceros de Cepos y Grilletes...
Azotados por el Brusco Viento Embravecido,
que de dolores viejos y punzantes,
sabe y en mí se ensaña...
Mientras planea repetido,
mi Muerte en Carbones al fuego
que carcomen
(a éste, mi Presente Doloroso
que se cuece,
en las más asesinas y ardorosas Llagas)...
(Patricia)