Poco a poco, se metió en su alma su ternura.
Dulcemente, le confesó ese, su gran amor
y, de qué se fijó en ella, para una aventura.
Buscó su afecto, presumiendo, con ella candor.
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Ella, siempre fue muy precavida y a la altura.
A los varones inseguros les gusta ver el temor.
La solidez en Ella, asustó al Adán, sin cultura.
Colocar las cartas sobre la mesa fue sanador.
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La seducción es flechazo y “encierra” el rechazo.
Ninguno de los amantes está seguro en el otro.
Y, si no hay atracción, se ha de frenar la acción.
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Nada es seguro en la vida, por ello, hay fracaso.
Ha de haber un tú y yo, para que exista, un nosotros.
Y si no existe amor genuino, vale poco la pasión.