Raiza N. Jiménez E.

Ese Hombre.-

Poco a poco, se metió en su alma su ternura.

Dulcemente, le confesó  ese, su  gran amor

y, de qué se fijó en ella, para una aventura.

Buscó su afecto, presumiendo, con ella candor.

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Ella, siempre fue muy precavida y a la altura.

A los varones inseguros les gusta ver el temor.

La solidez en Ella, asustó al Adán, sin cultura.

Colocar las cartas sobre la mesa fue sanador.

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La seducción es flechazo y “encierra” el rechazo.

Ninguno de los amantes está seguro en el otro.

Y, si no hay atracción, se ha de frenar la acción.

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Nada es seguro en la vida, por ello, hay fracaso.

Ha de haber un tú y yo, para que exista, un nosotros.

Y si no existe amor genuino, vale poco la pasión.